Un asunto de excusas
5 de agosto de 2015 - Por: Irene Karenina en 13:08
Desde que te fuiste, vivo con las trenzas sueltas. Mi fuerza no es suficiente para mantenerlas atadas y no parecer una muchachita.
Deberías regresar.
Es una excusa gafísima, ¿verdad?
Me podría inventar mil más.
Podría decirte que me da ladilla ir sola al cine, o a cualquier lado. Que me hace falta amenazarte con regalarte otro Froyogur (sí, qué vaina más mala). Que hay hamburguesas de esta ciudad que aún no hemos probado. Que no me has visto en un karaoke. Que no conoces a Máximo. Que tu celular toma mejor las fotos. Que no puedo agarrar a cualquier persona en la calle y decirle que mire el cielo. Que no he visto más guacamayas.
La cosa, el pero, el issue de todo esto es que ya es un poquito tarde. Porque, para bien o para mal, my dear, my love, my beared man, my future, hay una cosa que no hice:
Nunca inventé excusas para pedirte que te quedaras.