Tengo una amiga barroca, muy barroca. Al principio la detesté, no la soportaba, vivía y moría en un eterno erotismo para el cual no estaba preparada. Transgresora, diferente, irreverente. Insoportable e infaltable. Entrañable. Lejana. Se fue a México. Ahora es necesaria aquí.
Me convertí involuntariamente en su musa, he sido una especie de Alicia en el país de las maravillas que siente deseos de brincar charcos, me he convertido en la luna, una musa trasnochada. He aquí extractos de su imaginación:
A Ella.
La gente observa a Sémele en el cielo. Verde y cavilosa. Va de un lado a otro sin pensar en los poetas que la buscan como inspiración. Está cansada, enferma por los altos niveles de contaminación que emanan de la tierra -gea- y, progresivamente, se aleja un poco de ella, huyendo lentamente.
Oyó, una noche, la súplica de una poeta tropical caribeña: "El trasnocho no tiene sentido sin la luna como cómplice". "Esta chica tiene razón", piensa Sémele, inquieta. Llama a la lluvia para que cubra su ausencia del cielo: Hablaré con esta señorita. Se transforma en la dueña de la casa donde vive Irene, la poeta. Sorpresivamente, entra en la habitación de Irene: "¿Que haces despierta a esta hora?"-la interpela. "Ay señora, la universidad me tiene loca: escribo por obligación y leo demasiado. Mi cómplice tiene días sin aparecer por el cielo estrellado", fue su respuesta.
Por ser protagonista, a Irene.
En el borde de la acera se forma un charco. Justo en el cruce entre la avenida Francisco de Miranda y la avenida Elice. Irene camina por la calzada este, con sus rizos húmedo de esta lluvia que cae incesantemente sobre la sucursal del cielo. Al llegar ahí, se detiene -despues de 6 cuadras-, y espera el cambio del semáforo. Se sonríe al verse en el pozo formado en el piso, en el cual se delinean sus ojos grandes, surcados de delineador corrido -azul-. Sus labios aún rosados se descubren alrededor de unos perlados dientes. De repente, cierra los ojos.Mientras siente las gotas rodando por su piel se transporta a un mundo completamente distinto al nuestro. Es un mundo limpio; el cielo es enteramente azul y con trozos de nubes blancas, el sol brilla moderadamente y no se escucha tráfico, sino, por el contrario, los diversos pájaros citadinos cantan por encima de todo escándalo. La gente camina cantando. El color de unas mariposas tamizan la luz y se posan sobre la piel. Camina por el empedrado de una calle bohemia, resto de una ciudad fantasma que sube por una colina hasta los límites de la ciudad. Siente que le tocan por un brazo.
-¿Te sientes bien?- Un tipo aparece a su lado, de la nada.-¿De verdad no te pasa nada?- insiste, ansioso.
-Me encuentro de maravilla- responde algo confusa.
-Es que la vi a punto de lanzarse al charco.-
-Me hubieses dejado, era tan lindo.-
-¿Quieres un café?-
-Claro-
Al poco rato, estan llenos de buena música, café y literatura. Poco a poco se quedan sin de temas de conversación. Nota sus ganas de pasar a ser recuerdo de una noche, se aburre de él, va al baño y, finalmente, se marcha sola, para seguir recreándose en su mundo de maravillas exóticas.-Me encuentro de maravilla- responde algo confusa.
-Es que la vi a punto de lanzarse al charco.-
-Me hubieses dejado, era tan lindo.-
-¿Quieres un café?-
-Claro-
Bárbara, ¿POR QUÉ RAYOS TE FUISTE? :(
Acá les dejo el link de su blog, para que pillen el resto de sus escritos
Te extraño, e-túpida. Y confieso que amo que escribas sobre mí, o la "yo" que inventas en tus días capitalinos.