El "planchadito". El de la clase acomodada. El del carro con olor a nuevo, con rines limpios, con chofer, el del parabrisas siempre limpio, el que deja de aromatizante su olor a perfume caro. El del apartamento cómodo, enorme, moderno, bien decorado, propio, donde nunca falta nada, donde la nevera siempre está llena (de vino, yogurt, queso caro y agua mineral), donde nunca se va la luz ni el agua. El del plasma gigante y la tv satelital , ese pana que desearías que te invitara a ver el fútbol en su sala. El de la cama enorme por donde desfilan los más espectaculares y plásticos cuerpos, manipuladores y manipulados. El que tiene tremenda vista en su balcón, su baño es más grande que tu cuarto, en el comedor una mesa mediana, porque vive solo. Con lo que paga de condominio t resolverías la mitad de la inicial de un apartamento propio. El que siempre lleva en su semblante esa envidiable sensación de libertad.
El de la cartera gruesa, el que da tremendas propinas, come y rumbea en los sitios más caros. El que no tiene remordimientos, preocupaciones económicas, el que tiene el lujo y el confort como estilo de vida.
El de la cartera gruesa, el que da tremendas propinas, come y rumbea en los sitios más caros. El que no tiene remordimientos, preocupaciones económicas, el que tiene el lujo y el confort como estilo de vida.
El jefe que siempre quisiste tener, si de sueldo y beneficio hablamos. El de la oficina en el último piso con vista panorámica a toda la ciudad, con el escritorio más grande y la silla más cómoda, al que le llevan el café... o lo que sea que solicite.
El de los más astutos y exitosos negocios, el de los contactos influyentes en las más altas esferas sociales, y en los más bajos fondos. El que olvidó de donde vino. el que se atrevió a hacer lo que nunca te atreverías, el que estrechó la mano que lo podía llevar a la cima o a la cárcel. Anda con 10 guardaespaldas en un carro blindado. Creerías que es paranoia, pero él sabe por que los lleva consigo. El que tuvo en sus manos el arma que destruyó a quien se atravesó en su camino, mas no fue él quien disparó. El lo tiene todo y se asegura de no tener nada que perder. Si las cosas salen mal, rodará la cabeza de cualquiera que hubiese aceptado entrar en su oscuro negocio, en su vida, en sus tinieblas. Porque de él nadie sospecha, nadie duda, nadie lo señala.
Ese que tiene el cuello blanco y las manos limpias, pero no podemos decir lo mismo de su conciencia.
PD: Para hacer este post me inspiré en una telenovela y a la vez en una realidad. Contradictorio, pero existe. La mayoría de las veces nada (nadie), es lo que parece.